Síndrome del Edificio Enfermo en ambientes de trabajo

Por VORTICE
Síndrome del Edificio Enfermo en ambientes de trabajo

Versión en español

La calidad del aire en los lugares de trabajo es un factor determinante para nuestra salud y nuestra seguridad, pero también es un aspecto poco investigado, el estrés que esta enfermedad provoca en la salud de los trabajadores o habitantes de un edificio con estos padecimientos se le conoce como «tecnostress».

Es difícil aceptar que el aire en los lugares de trabajo no industriales pueda representar un riesgo real para la salud física de los ocupantes; sin embargo, la contaminación interior ha sido un problema conocido durante mucho tiempo y a menudo tomado en serio. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), algunos de los síntomas provocados por el Síndrome del Edificio Enfermo (Sick Building Syndrome, SBS) podrían ser generalmente: dolor en las articulaciones y los músculos, dolor de cabeza, fatiga (fatiga crónica), enrojecimiento, picazón, náuseas, taquicardia y asma, síntomas que ocurren en aproximadamente el 20% de las personas que trabajan en oficinas.

El aire en espacios confinados puede contener compuestos químicos potencialmente tóxicos y/o cancerígenos. En las oficinas, el problema a menudo se ve agravado por la presencia de equipos y dispositivos (por ejemplo, impresoras), fuente de contaminantes.

Numerosas investigaciones científicas dedicadas al tema de la contaminación interior en oficinas han demostrado cómo se puede crear una interacción entre NOx (óxidos de nitrógeno) , COV (compuestos orgánicos volátiles), metales pesados ( en forma de partículas) y oxidantes (ozono) que, sinérgicamente con sustancias reactivas secundarias, pueden causar estrés, causa potencial oxidativa e inmune neuronal de reacciones inmunoinflamatorias subclínicas que implican una serie de síntomas como: irritación de los ojos, vías respiratorias y piel, tos, opresión en el pecho, sensaciones olfativas desagradables, náuseas, entumecimiento, somnolencia , cefalea, astenia, entre otras.

Incluso cuando se caracterizan por síntomas modestos, los casos de SBS que ocurren en entornos de trabajo pueden tener un costo social más alto que algunas enfermedades graves y con un peor pronóstico debido a la consiguiente caída significativa de la productividad.

¿Cómo saber si las instalaciones en las que vivimos o trabajamos están «enfermas»?

Evaluar la salubridad de las instalaciones en las que vivimos es relativamente simple. A continuación, se resume una serie de observaciones simples, útiles para darnos una imagen bastante clara y confiable de la situación:

1. ¿Hay presencia de moho?
Los mohos son un tipo de organismos multicelulares que pertenecen al reino de los hongos . En ambientes cerrados que, debido a su ubicación o función, se caracterizan por altos niveles de humedad, los mohos pueden proliferar, induciendo un olor picante y característico y llegando a afectar la resistencia de las paredes en las que crecen. Normalmente no son peligrosos para la salud, se vuelven peligrosos para algunas categorías de personas en riesgo: las esporas de algunos mohos causan alergias poderosas ; las hifas (los filamentos que componen el cuerpo vegetativo) que crecen a partir de las esporas pueden adherirse a las células de la primera parte del sistema respiratorio y causar problemas en las personas con deficiencias inmunes.

Es una buena práctica chequear las paredes exteriores y el ático, que deberían estar bien ventilados, y si no lo están, es probable que se formen mohos allí. Es apropiado evitar la presencia de moho, en contacto con las paredes del edificio, de acumulaciones de tierra u otro material a través del cual la humedad podría extenderse en la estructura; su presencia suele ser un presagio de la formación de moho.

Los baños, la cocina, la lavandería, a menudo se caracteriza por altos niveles de humedad y por lo tanto sujeto a la formación de moho, es una buena práctica ventilarlos con frecuencia, cuando sea posible, o alternativamente usar deshumidificadores.

Sin embargo, se debe prestar la debida atención, cuando esté presente en los hogares productos como, los humidificadores, aires acondicionados y al sistema de ventilación mecánica: los mohos pueden formarse con relativa facilidad en correspondencia con los respiraderos y filtros externos, así como a lo largo de los sellos y en los canales de agua y auto-descongelación de refrigeradores.

Finalmente, se puede formar moho detrás de los muebles, especialmente si no está separado de las paredes de al menos 5/10 centímetros en cada lado.

2. ¿El aire en las habitaciones en las que vivimos contiene formaldehído?

El formaldehído, es el más conocido entre los compuestos orgánicos volátiles (COV), es un compuesto químico, en el pasado ampliamente utilizado en la producción de materiales de construcción, muebles, productos de limpieza, pegamentos, pinturas, desinfectantes, plásticos, colorantes, envases, en la actualidad se utiliza a menudo en la impresión de telas tratadas y, por esta razón, que puede estar presente en la tapicería. El formaldehído causa irritación en los ojos, la nariz y la garganta, estornudos, tos, fatiga y eritema cutáneo. En 2004 fue indicado por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer entre ciertos compuestos cancerígenos.

Si los muebles de tu casa no son recientes, es probable que contengan formaldehído.

Ing. Aldo Fumi
Marketing Director, VORTICE Italia

 

 

 

Versione originale in italiano

La SBS negli ambienti di lavoro

La qualità dell’aria degli ambienti di lavoro è un fattore molto importante per la ns. salute e la ns. sicurezza, ma è anche un aspetto poco indagato sia dalla ricerca sullo stress lavoro-correlato, sia da quella specifica sul cosiddetto “tecnostress”.

È difficile accettare che l’aria nei luoghi di lavoro non industriali possa costituire un reale rischio per l’integrità fisica degli occupanti; purtuttavia l’inquinamento indoor va tutt’oggi annoverato tra i problemi noti da lunga data e però ancora spesso trascurato. Secondo la OMS, sintomi della SBS quali dolore alle articolazioni e ai muscoli, cefalea, affaticamento (stanchezza cronica), rossore, prurito, nausea, tachicardia ed asma si manifestano approssimativamente nel 20% dei soggetti che lavorano in ufficio.

L’aria degli ambienti confinati può contenere composti chimici potenzialmente tossici e/o cancerogeni. Negli uffici il problema è spesso aggravato dalla presenza di apparecchiature e dispositivi (si pensi ad esempio alle stampanti), fonte di inquinanti.

Numerose ricerche scientifiche dedicate al tema dell’inquinamento indoor negli uffici hanno evidenziato come in esso si possa creare un’interazione tra NOx (ossidi di azoto), VOCs (composti volativi organici), metalli pesanti (in forma di particolati) e ossidanti (ozono) che, in maniera sinergica con sostanze reattive secondarie, possono determinare uno stress ossidativo a livello neuronale e immunitario potenziale causa di reazioni immuno-infiammatorie sub cliniche che comportano una serie di sintomi aspecifici: irritazione degli occhi, delle vie aeree e della cute, tosse, senso di costrizione toracica, sensazioni olfattive sgradevoli, nausea, torpore, sonnolenza, cefalea, astenia.

Anche laddove caratterizzati da sintomi di modesta entità, i casi di SBS che si verificano in ambienti lavorativi possono avere un costo sociale più elevato di alcune malattie gravi e a prognosi peggiore, a causa del conseguente significativo calo della produttività.

Come scoprire se i locali in cui viviamo sono “malati”?

Valutare la salubrità dei locali in cui viviamo è relativamente semplice; di seguito sono riassunte una serie di semplici osservazioni, utili a farci un quadro abbastanza chiaro ed attendibile della situazione:

1. I locali presentando tracce di muffa?

Le muffe sono un tipo di organismi pluricellulari appartenenti al regno dei funghi. In ambienti chiusi che, per loro collocazione o funzione, sono caratterizzati da elevati tassi di umidità, le muffe possono proliferare, inducendo un odore pungente e caratteristico ed arrivando ad intaccare la robustezza delle pareti su cui crescono. Di norma non pericolose per la salute, lo divengono per alcune categorie di soggetti a rischio: le spore di alcune muffe causano potenti allergie; le ife (i filamenti che ne costituiscono il corpo vegetativo) che crescono dalle spore possono aderire alle cellule del primo tratto dell’apparato respiratorio e causare problemi in chi soffre di insufficienze immunitarie.

È buona norma controllate i muri esterni, le fondamenta, i sottotetti e l’attico, che dovrebbero essere isolati e ben ventilati; se non lo sono, è facile che lì si possano formare muffe.

È opportuno evitare la presenza, a contatto con i muri dell’edificio, di accumuli di terra o altri materiali attraverso i quali l’umidità potrebbe diffondersi nella struttura; la loro presenza è spesso foriera della formazione di muffe.

I bagni, la cucina, la lavanderia, la tavernetta sono spesso locali caratterizzati da elevati tassi di umidità e per questo soggetti alla formazione di muffe; è buona norma arieggiarli frequentemente, laddove possibile, o, in alternativa ricorrere a deumidificatori.

Ancora, grazie attenzione va prestata, laddove presenti, agli umidificatori, ai condizionatori e al sistema di ventilazione meccanica: le muffe di possono formare con relativa facilità in corrispondenza delle bocchette esterne e nei filtri, così come lungo le guarnizioni e nelle vaschette dell’acqua dei frigoriferi auto-sbrinanti.

Infine, muffe possono formarsi dietro ai mobili, soprattutto se non distanziati dalle pareti di almeno di 5/10 centimetri da ogni lato.

2. L’aria dei locali in cui viviamo contiene formaldeide?
La formaldeide, la più nota tra i VOCs – Composti Volatili Organici, è un composto chimico, in passato ampiamente utilizzato nella produzione di materiali per l’edilizia, mobili, prodotti per la pulizia, colle, vernici, disinfettanti, plastiche, coloranti, imballaggi; viene tuttora spesso utilizzata nei trattamenti di stampa dei tessuti e, per questo, può essere presente nei capi di abbigliamento e nella tappezzeria. La formaldeide causa irritazione oculare, nasale e a carico della gola, starnuti, tosse, affaticamento ed eritema cutaneo. Nel 2004 è stata indicata dall’Agenzia Internazionale per la Ricerca sul Cancro tra i composti cancerogeni certi.

Se i mobili degli arredi non sono recenti, è probabile che contengano formaldeide.

Ing. Aldo Fumi
Marketing Director, VORTICE Italia


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